Su mediación fue importante para el restablecimiento de las relaciones entre EE.UU. y Cuba congeladas desde hace medio siglo; logró que los líderes de Israel y Palestina se reunieran en el Vaticano para orar juntos, de manera inédita, por la paz, y recientemente, en su primera encíclica Laudato Si (Alabados seas) sobre el medio ambiente habla de la debilidad política en las cumbres mundiales para definir acuerdos globales.
El papa Francisco, a quien la revista estadounidense Time menciona por tercera vez entre las cien personas más influyentes del mundo, ha demostrado desde que asumió su pontificado (13 de marzo del 2013) –consideran analistas– tener liderazgo político, que se ve reflejado en temas controversiales como el aceptar la decisión de la ONU y reconocer en mayo al Estado de Palestina.
En más de una ocasión ha provocado polémica por sus declaraciones, como ocurrió en febrero pasado al expresar su preocupación por el avance del narcotráfico en Argentina y decir que se debe evitar la “mexicanización” en el país, lo que generó el reclamo del gobierno mexicano.
El vocero del Vaticano aclaró que el papa no pretendía disminuir los esfuerzos de México en esta lucha.
Su discreta mediación en el descongelamiento de las relaciones entre EE.UU. y Cuba, develada el 17 de diciembre pasado por sus mandatarios, Barack Obama y Raúl Castro, durante un anuncio simultáneo, le ha valido el calificativo de mediador de la paz y los elogios de la comunidad internacional.
Desde este histórico anuncio ambos países iniciaron este año negociaciones, Washington decidió el 29 de mayo sacar a Cuba de la lista de los países que colaboran con el terrorismo y EE.UU. anunció la reapertura el 20 de este mes de las embajadas en ambas naciones.
Raúl Castro durante su visita al Vaticano, el 10 de mayo pasado, agradeció a Jorge Bergoglio su intervención, le expresó su admiración y le prometió que asistiría a todas las misas que oficie durante su viaje a Cuba, previsto para septiembre.
El presidente ruso, Vladímir Putin (i) intercambió regalos con el papa Francisco (d) durante una audiencia privada en el Vaticano el 10 de junio de 2015.
Confesó leer todos los discursos del papa y que, de seguir así, regresaría a la Iglesia católica.
Otro encuentro histórico fue el que se dio en el Vaticano el 8 de junio del 2014 cuando el presidente israelí, Shimon Peres, y el líder palestino Mahmud Abas, oraron junto con el papa por la paz en Medio Oriente.
Ha recibido innumerables pedidos de mediación como el de la oposición venezolana para la liberación de presos políticos en ese país o el formulado, antes de su llegada a Ecuador, por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, para que medie en las tensiones entre el gobierno de Rafael Correa y la oposición.
El vicepresidente encargado de la Comisión para América Latina del Vaticano, Guzmán Carriquiry, manifiesta que “Francisco es Pastor de la Iglesia, no diplomático, pero con su carisma se ha convertido en uno de los grandes líderes mundiales”. Su influencia es reconocida por jefes de Estado de distinta ideología y postura.
El mes pasado recibió en audiencia, por segunda vez, al presidente de Rusia, Vladimir Putin. La entrevista, según el Vaticano, se dedicó al conflicto con Ucrania. “El santo padre afirmó que es necesario empeñarse en un esfuerzo sincero y grande para realizar la paz”, añade el comunicado.
En su clamor por la paz mundial ha condenado el “terrorismo brutal” del Estado Islámico (EI) y ha pedido a la comunidad internacional “una respuesta adecuada”.
El papa Francisco recibió en la Santa Sede, a la presidenta argentina, Cristina Fernández en audiencia privada el pasado 7 de junio del 2015
En Argentina varios analistas opinan que no ha dejado de influir en la política nacional.
En una entrevista publicada en marzo en La Nación, Bergolio menciona que a veces se ha sentido usado por la política de su país. “Los argentinos cuando vieron un papa argentino se olvidaron de todos los que estaban a favor o en contra del papa argentino”. El gobierno de Cristina Fernández ha dejado la fría relación que mantuvo con Bergolio durante su arzobispado de Buenos Aires por sus diferencias sobre el aborto, matrimonio gay, corrupción y pobreza.
Su quinta audiencia con el papa, en junio, fue criticada por la oposición argentina porque se dio en vísperas de las elecciones primarias.
En Bolivia
En Bolivia, el papa Francisco abordó un tema delicado: el conflicto que mantiene Bolivia con Chile en reclamo de una salida al océano Pacífico.
La noche del miércoles pasado, ante un millar de personas en la catedral de La Paz, dijo que el desarrollo de la diplomacia que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto, es indispensable. “Estoy pensando en el mar, el diálogo es indispensable”, reiteró. Luego llamó a “construir puentes en vez de levantar muros”. “Todos los temas por más espinosos que sean tienen soluciones compartidas, razonables, equitativas y duraderas...”, dijo. El canciller chileno, Heraldo Muñoz, señaló que su país está dispuesto a restablecer las relaciones diplomáticas con Bolivia, pese al reclamo presentado en La Haya, y a tener un diálogo sin condiciones. Una idea en la que coincidió su par boliviano.
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